En un punto de la ejecución de la Carretera de Agaete a La Aldea (Tenerife, España), se requería instalar un terraplén de grandes dimensiones para la conexión con la carretera G-220.

Este terraplén quedando desnudo, generaba un gran impacto visual, además de requerir fijación para asegurar su mantenimiento a largo plazo, siendo estos impactos más notables por encontrarse dentro del parque natural de Tamadaba.

Para solucionar este problema, se procedió a colocar una geo-malla de 8.000m² en el terraplén.

Dicha malla estaba compuesta de fibra de coco, siendo 100% vegetal, al contrario que las geomallas habituales del mercado, que contienen fibras de polipropileno.

Este tipo de geomallas orgánicas tiene numerosas ventajas: aumentan la capacidad de retención de agua del suelo, regulan su temperatura, evitan la erosión, y, debido a su composición totalmente orgánica, terminan incorporándose al suelo.

Una vez que la geomalla fue extendida y fijada, se realizó la plantación y siembra de especies autóctonas del entorno natural del Parque de Tamadaba, como Euphorbia canariensis (Cardón), Euphorbia balsamífera (Tabaiba dulce), Argynranthemum frutescens (Magarza), Euphorbia regis-jubae (Tabaiba amarga) y Echium decaisnei (Tajinaste), entre otras.